Trabajos

 

La arqueología tiene como objetivo la identificación, documentación e interpretación de los restos materiales que evidencian la presencia humana en un espacio a lo largo del tiempo. Es el llamado registro arqueológico, y es la llave que nos permite reconstruir los modos de vida de las sociedades del pasado.

 

En el marco del PramCV, nos interesa conocer los restos materiales producidos por las comunidades campesinas altomedievales, conservados hasta hoy en el territorio de Castelo de Vide. Para ello hemos organizado los trabajos a desarrollar en cuatro ejes de investigación complementarios, que presentamos a continuación.

 


1. Prospección

 

La prospección arqueológica es un tipo de trabajo de campo mediante el cual se identifican los vestigios de ocupación humana conservados en un determinado territorio. Existen varios tipos de prospección.

 

Dentro del PramCV se realizarán prospecciones arqueológicas no intrusivas, es decir, no afectarán a los restos arqueológicos que se documenten. Estos trabajos se realizarán, principalmente, mediante batidas de campo, una actividad que implica recorrer un área previamente definida batiendo el terreno para localizar e identificar (mediante fotografías, croquis, vídeos, puntos GPS…) los restos conservados. La lectura final del conjunto de evidencias arqueológicas existentes en un territorio permite una interpretación aproximativa sobre las actividades que los hombres realizaron en ese espacio  a lo largo del tiempo: vivienda, labranza, minería, vías de comunicación, basureros, etc.

 

Por tanto es este proceso el que, en un primer momento, nos permite identificar los yacimientos arqueológicos; es decir, aquellos espacios o lugares donde se concentran evidencias conservadas de la actividad humana en el pasado, un dolmen prehistórico, las ruinas de una villa romana o un área con una importante acumulación de restos cerámicos y constructivos que nos indiquen la presencia de posibles estructuras enterradas, por ejemplo.

 

Para el período altomedieval los vestigios mejor conocidos son las sepulturas excavadas en la roca. Como su nombre indica, consisten en sepulcros abiertos directamente en un afloramiento rocoso (normalmente granítico). El hecho de estar trabajadas sobre la roca hace de estas sepulturas una evidencia del pasado fácilmente identificable y con un buen nivel de conservación. Sin embargo, se sabe muy poco acerca de dónde y cómo vivían los hombres y las mujeres que se hacían enterrar en estos sepulcros.

 

Con los trabajos de prospección pretendemos identificar los restos que nos permitan conocer más sobre las áreas habitacionales y productivas de las poblaciones altomedievales en este territorio. Las evidencias del mundo de los vivos son habitualmente más discretas. Puede tratarse de restos de recipientes cerámicos, las tejas de la cubierta de una casa, piedras más o menos trabajadas que indican la presencia de una antigua estructura o alineamientos de bloques o sillares cubiertos por tierra y vegetación, que nos pueden hablar de ruinas conservadas en el subsuelo. A veces una piedra aparentemente insignificante contiene alguna marca característica, suficiente para indicar al arqueólogo que allí, en el pasado, existió alguna actividad humana.

 

Para identificar estos casos es necesaria experiencia de campo y un ojo entrenado, algo que también ayuda a aproximarnos a la cronología de los restos documentados. Pero sobre todo es necesario un enfoque múltiple que, a través  de varias metodologías de estudio y análisis, nos permita comprender las características peculiares del registro arqueológico.

 



2. Análisis espacial SIG

 

Un SIG (Sistema de Información Geográfica) es un conjunto de herramientas informáticas diseñadas para capturar, almacenar, manipular, analizar y presentar datos espaciales y geográficos.

 

Prácticamente desde el inicio del desarrollo de este tipo de programas fue evidente su potencial para la investigación arqueológica, dado que mucha de la información producida o derivada de nuestros trabajos tiene un fuerte contenido espacial.

 

En el PramCV, el trabajo con SIG nos va a permitir gestionar la información obtenida en los trabajos de campo y comprender aspectos fundamentales sobre los vestigios identificados durante las prospecciones y, al mismo tiempo, va a permitir planificar estos trabajos de una manera más eficiente.

 

A través del proyecto SIG será posible la elaboración de mapas de distribución de los diferentes restos arqueológicos y su análisis junto con información geológica, agraria, hidrográfica, ortofotografías, etc. que nos ayude a interpretar la relación entre los espacios habitacionales, los productivos y las áreas funerarias, explicando qué zonas fueron utilizadas en el período altomedieval y por qué fueron escogidas.

 



3. Excavación

 

En arqueología se entiende por excavación el proceso de análisis y registro de la estratigrafía que se documenta en las áreas intervenidas en un yacimiento. La excavación supone, por tanto, retirar los diferentes niveles de tierra que se acumularon, de manera natural y/o antrópica, a lo largo del tiempo sobre los restos arqueológicos, documentando exhaustivamente todo el proceso, salvaguardando así la mayor cantidad de información posible.

 

¿Por qué? Pues porque, en el fondo, se trata de un proceso intrínsecamente destructivo. Cuando se inicia la excavación de, por ejemplo, las ruinas de una cabaña altomedieval, los niveles de tierra que retiramos (denominados unidades estratigráficas) no volverán a ser excavados. Un yacimiento sólo puede ser excavado una vez, por ello es necesario documentar y analizar todo lo que revele el proceso de excavación, porque ello permitirá comprender cómo, cuándo y porqué se destruyó o se abandonó, se cubrió y llegó más o menos preservado hasta nuestros días. Este aspecto de la arqueología llevó a Phillip Baker a definirla como “una experiencia irrepetible”. En sentido figurado y literal. Los arqueólogos debemos tener siempre en cuenta este aspecto de nuestro trabajo, de manera que garanticemos el máximo rigor y cuidado en la práctica arqueológica.

 

Queremos que las excavaciones que realicemos en el marco del PramCV se centren, principalmente, en espacios habitacionales. Dado que nuestro objetivo es el conocimiento de las sociedades campesinas, la identificación y el estudio de estas estructuras de tipo granja o alquería permitirán documentar los modos de vida cotidianos y sus prácticas productivas.

 



4. Estudio de la cultura material

 

El estudio de los restos materiales que se recuperan durante los trabajos de excavación y prospección tiene como finalidad caracterizar la cultura material altomedieval. Cuando hablamos de cultura material nos referimos al conjunto de objetos que forman parte del ambiente de una determinada sociedad. En el caso de las comunidades rurales altomedievales, la mayoría de los materiales que llegan hasta nosotros son fragmentos de cerámica, debido a la fácil perdurabilidad de este tipo de materiales en el registro arqueológico. Las piezas recuperadas pueden estar asociadas a la construcción (caso de las tejas), y también a piezas de uso doméstico, como ollas y cazuelas de barro. A veces aparecen piezas metálicas y restos de escorias que evidencian la presencia de trabajos en forja.

 

Otros materiales más o menos frecuentes son los elementos líticos (elaborados en piedra), como pueden ser afiladores, pesos de lagar, piedras de molinos manuales (para la obtención de harina)… Cuando el contexto y el ambiente lo permiten llegan hasta nosotros elementos orgánicos, denominados ecofactos, como semillas o huesos de animales.

 

El estudio de todos estos materiales permite hacernos una idea de las actividades desarrolladas por estas personas, por ejemplo el tipo de agricultura que realizaban y cómo aprovechaban su entorno (caza, recolección…). El estudio comparativo de las piezas recuperadas puede ayudar a detectar producciones locales, intercambios comerciales de los productos y de las materias primas utilizadas, reaprovechamiento de objetos…

 

Por último, señalar que mediante el estudio de los objetos y materiales recuperados podemos conseguir dataciones más rigurosas para los yacimientos arqueológicos, bien a través de las dataciones absolutas de los materiales orgánicos (mediante Carbono 14, por ejemplo), bien mediante la identificación de paralelos arqueológicos para las piezas recuperadas (objetos similares a los recuperados en nuestros trabajos y que tengan contextos con una datación más precisa).